It is necessary to any originality to have
the courage to be an amateur.
Wallace Stevens
Desde hace varias semanas, quizás un par de meses, a lo mejor más, me esfuerzo sobre un texto en el que dos tipos caminan por una ciudad argentina hablando de un libro que uno leyó y el otro no. La deriva de la narración no tiene importancia, aunque abunda en detalles (es los detalles), porque se convirtió en una excusa evidente para relatar un instante, que fue verdadero, y lo más probable es que haya pasado desapercibido para uno (y no para el otro). A pesar de que no se conocen demasiado, los tipos caminan con aire tranquilo, algo que empuja la escena hacia el lugar común de que podría haber, entre ellos, una amistad de años; eso se sostiene apenas en la manera coordinada en la que bajan de la vereda para cruzar la calle: ambos con el pie izquierdo primero y con una zancada parecida, a pesar de que uno es un poco más alto que el otro. No es relevante eso aquí, tampoco las circunstancias del encuentro ni las condiciones particulares de la caminata sino solamente la rareza de que pueda existir un diálogo alrededor de un libro que de alguna manera se comparte pero que uno leyó, y el otro no. Tampoco se trata de remedar el texto en curso, cuyo destino probablemente sea el fracaso previsible de lo inacabado, sino de hacer el intento por dar cuenta de una zona que queda afuera de la ficción o, mejor, que la ficción no puede asegurar.