Los libros

País de detalles, 2012
 País de detalles   

Santiago de Chile, RIL editores, 2012.

Este es un libro abstruso. Nada en él parece ni pretende ser literatura. Escrito en mucho tiempo, entre un cambio de país y un nacimiento, con la añoranza de otros libros que aún permanencen lejos, es la transformación por impericia de un diario improbable, en el que constaba el recuento inexacto de los matices que generan la diferencia y la separación. 
     No quiere conjurar nada sino, apenas, reafirmar una lógica que, por ajena, parece distinta a la que el contexto impone. Un resultado de la comparación, tal vez la pugna entre los detalles que se recuerdan y los que aquí se perciben diferentes, formando un nuevo país, una nueva historia, que ni siquiera comienza cuando se hace parte de un pasado y se acumula con los otros, con aquellos restos de diversos pasados que, por algún motivo desconocido, todavía persisten.

Del «Scriptum», pp. 11-12.

[Este libro obtuvo la Beca de Creación, del Fondo Nacional del Libro y la Lectura, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Gobierno de Chile, Concurso 2012].


   Descarga una muestra gratis aquí  

 • PRENSA    

• Texto de Esteban Prado en la revista Estudios de Teoría Literaria. Leer •••>
• Comentario de Antonio Daganzo en «Sinfonía de las palabras». Leer •••>
• Reseña de Carlos Ríos en BazarAmericano (marzo-abril, 2012). Leer •••>
• Reseña de Julio Anselmi en El Litoral (Santa Fe, Argentina). Leer nota •••>textos •••>

Dijo uno de los primeros lectores: «Muy lindo el librito: bastante más llevadero que los anteriores» [FM, 3 de septiembre de 2012].


  Los incendios  

Santiago de Chile, RIL editores, 2005


Los incendios, 2005

Hay una especie de ciclo que inventó Macedonio Fernández: en algún lugar que ahora no podría citar de memoria pero que imagino en un tomo de las Teorías, editadas por Corregidor, decía que en su vida las cosas se habían dado de acuerdo con períodos de profunda felicidad, seguidos de otros en los que experimentaba todo lo contrario. Así, había un ciclo inicial —que duró, digamos, hasta sus trece o catorce años— en el que fue enteramente feliz, y de inmediato sobrevino el siguiente, signado por la desesperanza y que podría haberse extendido, digamos, hasta sus treinta años. Así fueron sucediéndose períodos exactos, una de cal y otra de arena. ¿Qué tiene que ver esto con una novela? Nada, claro. Apenas si me mueve a recordarlo una figuración mística y más cercana a las cábalas irracionales. Quise terminar Los incendios, que había comenzado en 1997, antes de cumplir los veinticinco años. Eso ocurrió. Ahora, y quizás movido por el temor generado por la lectura, hace mucho tiempo, de las teorías de Macedonio, pienso que si no la publico antes de los treinta sobrevendrán años de mala suerte, pestes y vaya uno a saber qué ominosa desgracia (siempre temí y temo que me atropelle un auto; ya me pasó una vez, pero sobreviví). Con una pequeña, gran ayudita de mis amigos, esta novela salió a tiempo para evitar una mala suerte que, si llega, será por cualquier otra cosa y no por la ausencia de un libro.


   Descarga una muestra gratis aquí  


 • PRENSA    

• Reseña de Carlos Labbé en Sobrelibros.clLeer •••>
• Reseña de Hernán Poblete Varas en El MercurioLeer >
• Entrevista en El Litoral de Santa Fe. Leer •••>

Luz de la inquietud, 2003
  Luz de la inquietud  

Santiago de Chile, RIL editores, 2003

En este volumen de relatos, el narrador asume el riesgo que le impone su oficio y explora situaciones y personajes cuyo denominador común es el extrañamiento. Lo familiar, lo tranquilizador y cierta normalidad autoimpuesta son alterados y, de pronto, todo se precipita: la mujer amada ahora es repulsiva, el pez soñado en la infancia es rémora de la conciencia adulta, el sentido de propiedad justifica el crimen. [De la página editorial]

 • PRENSA    

• Reseña de Ximena Ceardi en El Mercurio de ValparaísoLeer •••>
• Reseña de Lionel Giacometto en El Litoral de Santa Fe. Leer •••>